EL TELEFONO Y YO


Tengo otro gen, pero esta vez mal puesto, vamos que no hay forma de corregirlo.
Yo hoy le voy a hacer un homenaje a mis teléfonos y a los que con desesperación han pagado todas mis facturas. Aún así, lo peor de todo era pensar que por ahí en algún lado había alguien que sabía lo que estabas hablando y pagando.

Esta afición mía a hablar por teléfono viene desde bien pequeña (como puede verse en la foto que adjunto). En ese momento, hablando con mi hermana.


Seguimos teniendo el auricular pegado en la oreja, solo que ahora es mucho más moderno.

En realidad creo que tenemos que echar la culpa al que primero nos regalo un telefonito de aquellos tan monos de juguete, está claro que nos encantaba jugar con el teléfono.

Hay cosas “innatas”. Decían que teníamos juguetes “sexistas”, pero mira por donde a mí nunca me daba por jugar con camiones y por mucho que nos empeñemos y regalemos a nuestras hijas una pelota y a nuestros hijos otra cosa, al final por mi experiencia se que se acaban cambiando los regalos.



Luego llegó momento noviazgo, hablaba con mi novio por teléfono todos los días, ¡cuántos proyectos!, ¡cuántas palabras de amor!, ¡cuántos tengo que colgar!, o : “¿cuelgas tú o cuelgo yo la primera?”,  supongo que para desesperación de mis padres. Pero como éramos tantos y afortunadamente no venía el teléfono al que se llamaba en la factura, pues no había “culpable”.

Después, una se casa y es la dueña y señora de sus propias facturas, no hay hermanas o madres en casa solo tú contigo misma, y está claro, los hombres no saben  hablar por teléfono, no tienen ese “tonillo” que se pone como cuando te tomas el café con una amiga. Hablar por teléfono también tiene su arte.
Para los hombres es difícil hablar por teléfono, su dialogo está básicamente lleno de monosílabos. “Si”, “no”, “hablamos luego”, “mañana te cuento”, y para esto tampoco es el teléfono.
Hay algunas, no muchas, que dicen no gustarles el teléfono.  Bueno yo no se si me lo creo, a veces cuando hablas con ellas las sientes igual que tú. Es mucho mejor decir que hablamos muchísimos minutos en vez de decir horas. En resumidas cuentas, lo que hacemos con el teléfono es una terapia colectiva y eso no es malo, hay que ver siempre el lado positivo de todas las cosas.


Para mi frustración, llegó el teléfono digital y llegaron las facturas con los números de teléfono a los que llamabas. ¡HORROR!, ahora sí que una no puede hablar con quien quiera, ahora tu marido se entera no solo del número sino ¡de cuánto tiempo hablas con el mismo!. "¿Pero has estado 1 hora hablando con tu hermana?".

Después llegó el Domo, un teléfono con muchas prestaciones, una monada, teclas y más teclas ¡cómo vamos a dejar de hablar por teléfono!. Hasta podías desviar las llamadas, hablar con dos amigas a la vez y contestarles en cualquier lugar para no perderte ningún detalle.



Pero por fin ¡llegó mi momento!, ¡LA TARIFA PLANA!. ¡Qué placer!, hablar durante horas sin que nadie se entere ni figure en ningún sitio.
¡Qué idea tan genial!


¡Qué maravilla!, poder llamarle a tu madre para contarle tus planes del día,  y a la media hora volverle a llamar para preguntarle cuánta harina había que ponerle al pastel.  Probablemente en las dos horas siguientes haya un par de llamadas más. Además los nuevos inalámbricos te los puedes llevar al cuarto de baño. ¡Vaya puntazo!



Ahora además tenemos el ordenador, tremenda plataforma mundial.




Hablamos lo mismo con los Estados Unidos como con tu vecina de portal, ¡y nadie se entera!.

En fin, le tenía que dedicar un post a un aparato que trabaja más que la lavadora, al menos en mi casa. ¡Qué tristes estaríamos en casa sin un teléfono!.




Si el Sr. Graham Bell levantara la cabeza, no daría crédito.






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5 comentarios

  1. Menos mal que ese gen no lo he heredado yo, vaya enfermas todas, yo no se de donde he salido, ABORREZCO EL TELEFONO!!! jajaja
    un beso tia

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  2. Felicidades por el articulo...me ha encantado.... yo digo que a mi no me gusta hablar....jajaja... el otro día con mi tía hable... 1 hora y 40 minutos... y NO NOS ABURRIMOS! ayy!! y nos dió pena colgar...
    Bueno... hermana, ¡que sigamos hablando!
    Un beso

    P.D. a mi hija decirle... que tarde o temprano caerá...

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  3. Reconoce que somos muy peligrosas con el teléfono. Y mira desde cuándo lo hacemos jejeje...siglos .....qué bien me vienen todas estas fotos, me dan un juguillo..jeje

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  4. Lo mismo, FELICIDADES por el artículo,me parece muy bueno ,ahora el peligro que tienes túúúúú....dificil de superar.Recuerdo que cuando era pequeña , mi padre intentó ponernos un reloj de arena por llamada, eramos 9hermanos que ingenuo jajajaja

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  5. Isabeliiiiiiiiita, que cuando yo hablo con vosotras HABLAMOS TODAS, jajaja

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