EL COLOR DEL OTOÑO EN MI TERRAZA


Confieso que es mi estación favorita, mis neuronas empiezan a trabajar durante los meses de Septiembre, Octubre y Noviembre. Los meses  de verano me envuelven en una apatía que no controlo en medio de calores insoportables (a veces), con todo el mundo de aquí para allá, con la casa descontrolada, unos días llena de gente, otros días con un silencio que incomoda. Lo único que realmente disfruto durante el verano es de sus noches, largas y tranquilas, donde poder cenar en la terraza con amigos,  a la luz de las velas que distribuyo por doquier . Sin embargo, los meses de otoño me cargan de una energía arrolladora. Unas ganas de hacer cosas y de buenos propósitos que mi cerebro no da abasto. Digamos que yo personalmente funciono mejor cuando estoy en mi rutina otoñal, (esa donde todos parecemos estar estresados). Yo por el contrario,  soy mucho mas disciplinada cuando ando corta de tiempo, en esta estación donde las horas vuelan y sobre todo volverme loca con las canelas, los pasteles, y las comidas de cuchara que son las que me gustan. Mi terraza en esta época no es que esté muy bonita, está como triste,  pero hay algunas plantas que hacen que el salir a cuidarlas todavía siga siendo un placer para la vista.


Las hortensias cambian de color mientras esperan que alguien las pode.



Los arces  se vuelven ocres.




Mis azaleas como por encanto,  empiezan a florecer como locas (animadas por los primeros fríos mañaneros)  y los ciclámenes empiezan a regalarme tímidamente sus flores retorcidas tan bonitas.




Los colores se revelan no hay duda, y eso que jamás pondré flores amarillas o naranjas en mi terraza, pero reconozco que este color ocre en todas sus variantes y en esta época del año me asombra.  Cuando éramos pequeñas para nosotras el verano simbolizaba la libertad. Fuera libros y cuadernos,  fuera el estudiar ( qué descanso), pero ahora que ya no tengo que estudiar curiosamente es cuando la siguiente estación me ofrece esa sensación. Todo el mundo a sus puestos, yo a mi rutina de siempre, a mis cosas,  los hijos (que ya no niños en edad escolar) vuelven a sus obligaciones y probablemente en sus mentes esté el verano que acaban de pasar. La vida cambia, cambia cada momento como el color de mi terraza.

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